El nuevo injerto creado mediante bioingeniería supone un gran avance para los pacientes que se someten a cirujias para eliminar partes del esófago alteradas por cáncer, traumas o defectos de nacimiento. Gracias a este esófago sintético, no sería necesario utilizar tejido del propio paciente, por lo que no se producirían las complicaciones actuales de pérdida de peso e incluso de mortalidad.
“El injerto funcionó mejor de lo esperado. Una complicación típica de la cirugía de esófago es la aparición de fugas o estenosis y no vimos ninguna al usar este método”, afirma Paolo Macchiarini, líder del estudio.
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